Tomás Eloy Martínez escribió lo siguiente: "Expandida como un virus, la cultura narco pone y derriba Gobiernos, compra y vende conciencias, se toma la vida de las familias y ahora la vida de las naciones. La cultura narco es la cultura del nuevo milenio
Los sicarios ya no tienen una patria, sino que las invaden todas: el cartel de Sinaloa tiene laboratorios en la provincia de Buenos Aires, las bandas que actúan en las sombras imponen guerras en las favelas de Río de Janeiro o en las villas de San Martín, en España, o Boulogne, de Francia.
La traición, si se sospecha, se castiga con acciones mafiosas; si se prueba, con crímenes que traen más muertes, en una escalada de venganzas infinitas".
La claridad del pensador fue vislumbrar algo que Daniel Scioli no es capaz siquiera de apreciar cuando le estalla en plena cara y sólo se limita a su rol de "acompañante terapéutico" de las dolidas víctimas.
En lugar de posar para las cámaras con rostro de preocupación y luego difundir esas imágenes por los medios, ¿no podría el gobernador de Buenos Aires repasar alguno de estos datos? Se daría cuenta de que él es uno de los principales responsables de toda la miseria que se sigue acumulando.
Recordemos 25 ejemplos que ya anunciábamos un par de años atrás.
1- La Argentina lidera el ranking de consumo de cocaína entre estudiantes secundarios en Latinoamérica, de acuerdo a estudios de las Naciones Unidas.
Además, desde la llegada del matrimonio Kirchner al poder, el número de estudiantes que consumen marihuana se elevó del tres al once por ciento, según datos de esta organización.
2- El presupuesto de la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la lucha contra el narcotráfico, ha bajado durante la gestión de Néstor y Cristina, llegando a una cifra que representa la tercera parte de lo que invierte Chile, que tiene una población tres veces menor a la nuestra.
Basta la confesión del propio titular del Sedronar, el odontólogo santacruceño José Granero, quién reconoció que un sólo cargamento grande de cocaína representa más dinero del que él dispone en todo un ejercicio.
3- Como si esto fuera poco, hay que destacar que los Kirchner, que multiplicaron por doce la pauta publicitaria en medios privados durante sus siete años de gestión, jamás gastaron un sólo centavo en campañas audiovisuales de prevención de la drogadicción, a pesar de que la mayoría de los países sensatos lo hace. El único spot difundido, le pedía a los consumidores que pidieran asesoramiento en los teléfonos de la policía. Genial.
4- Antes de la llegada del Frente para la Victoria al poder, se desarticulaban apenas cuatro “cocinas” que refinan la pasta base en cocaína pura cada año. Con el matrimonio en la Rosada esa cifra de desbaratamientos ha superado en los últimos años largamente la treintena en el mismo período.
5- La proliferación obscena del llamado paco, que se hace con los desechos de las “cocinas” de cocaína que la purifican al 98 por ciento, demuestra que no es arriesgado pensar en unas 300 plantas de este tipo funcionando en el país.
6- Las pistas de aterrizaje clandestinas para avionetas ya suman 1500 en las provincias del Norte del país, sin que las fuerzas de seguridad hayan logrado avance alguno en sus clausuras.
7- La Argentina llegó a convertirse, antes del horroroso triple crimen de General Rodríguez, en el tercer importador mundial de efedrina, un precursor químico cuya importación ya había prohibido México, por tratarse de un elemento utilizado para elaborar las llamadas “drogas de diseño”. No había ninguna justificación en el pequeño mercado local para semejante voracidad por una sustancia que se utiliza en el mercado legal para conseguir anti-resfriantes.
8- En el país de los Kirchner casi ninguna investigación llega más allá de quién transporta la droga, algún técnico químico de jerarquía menor, un puñado de vendedores minoristas y, cada tanto, un traficante de mediana importancia. Esto llevó al jefe de gabinete, Aníbal Fernández a asegurar que “no hay redes de narcotráfico en nuestro territorio”
9- Lo que ocurre en las aduanas argentinas cada jornada es difícil de imaginar e imposible de comprender.
En Paso de los Libres, Corrientes, frente a la brasileña ciudad de Uruguayana y con un total de 7000 rodados de gran porte por día, no hay scanners para controlar los camiones o los bultos grandes, pese a que es uno de los puntos de mayor tránsito aduanero de toda la Argentina.
Lo propio ocurre en Clorinda, Formosa, es muy similar. En un sitio estratégico por la amenaza que significa el tráfico de drogas y el contrabando, apenas existe un perro de la división antinarcóticos. Por si esto fuera poco, no se poseen medios acuáticos para patrullar el río Pilcomayo, donde existen decenas de pasos ilegales en las zonas ribereñas.
Completan el caótico cuadro el control de Mendoza, cerca de Uspallata, el de Pocitos en Salta o el de Concordia en Entre Ríos, que tienen sus capacidades colapsadas y personal absolutamente insuficiente para afrontar sus tareas según denunció en forma infructuosa la Auditoría General de la Nación.
10- En todos los pasos mencionados, el sistema de scanners también brilla por su ausencia.
Ricardo Echegaray, cuando estuvo en Aduana, prometió cinco grandes scanners, uno fijo y otro móvil para el puerto de Bs. As., uno fijo en el norte, otro en el sur, y uno móvil por todo el país. Nada se hizo, y Chile ya tiene dos en sus fronteras
En Buenos Aires, sólo el 17 por ciento de los contenedores pasa por el canal rojo.
11- Se suma a semejante yerro, que los contenedores tampoco son monitoreados por GPS (global position system) una vez que abandonan las instalaciones portuarias.
12- A principios del año 2010, el departamento de Estado norteamericano acusó a la Argentina de ser “una plataforma para el tráfico de drogas hacia los países más desarrollados”. Para bochorno nacional, la cancillería estadounidense aseguró que “las campañas contra los narcóticos en México y Colombia desplazaron las actividades de los traficantes hacia la Argentina”, que no ha tomado recaudos para frenar la peligrosa movida.
13- En un hecho sin antecedentes en la historia judicial argentina, un grupo de 80 jueces de nuestro país emitió un comunicado donde denunció que hay un aumento "sin precedentes" de la venta de drogas en el país y que, en muchos casos, las bandas de narcotraficantes cuentan con protección "política, administrativa y judicial”.
El informe, elaborado por magistrados nacionales, provinciales y federales de todos los fueros, advirtió que "el estado actual de la oferta y demanda de sustancias estupefacientes registra niveles inéditos".
14- Durante los siete años de gestión K, se multiplicaron hasta límites inverosímiles los casinos, bingos y tragamonedas que resultan ideales para el lavado de dinero.
La cadena más extensa y exitosa está en manos del empresario Cristóbal López, un hombre por el que Néstor Kirchner intercedió personalmente en reiteradas ocasiones, siendo la más paradigmática, la extensión por 25 años de la explotación del negocio de las maquinitas electrónicas en el Hipódromo de Palermo.
15- Los gobernantes que no se adaptaron a la proliferación casi suicida del juego, recibieron amenazas de Néstor Kirchner (le llegó a decir al ex gobernador Felipe Solá que no se metiera con el juego, porque era “gente pesada”), o bien quedaron desterrados del Olimpo del FPV, como pasó con el ex intendente de Córdoba Luis Juez (se opuso a dejar entrar a Casino Club a la docta) y a los ex jefes de gobierno porteño Aníbal Ibarra y Jorge Telerman, quienes fueron críticos con las prebendas que se pretendía entregar a la firma HAPSA, que maneja el Hipódromo Argentino.
16- Los protocolos vigentes establecen que buzos tácticos de la Prefectura Naval deben arrojarse a las profundidades de ríos o el océano cuando arriba un buque a puerto. De esta forma, se “palpan” los laterales, popa y proa de las naves, para ver si no tienen adosados cargamentos de drogas con grandes imanes en las estructuras metálicas. Desde la llegada de los Kirchner al poder, este hábito cayó en “desuso” y hoy ya no se practica.
17- Las promesas de Néstor y Cristina Kirchner en materia de combate al narcotráfico fueron numerosas y casi ninguna se materializó.
Al ya mencionado caso de los scanners del Invap, que anunció el ex titular de la Aduana, José Sbatella, puede sumarse que, tras las conmocionantes marchas encabezadas por Juan Carlos Blumberg, el ministro de Interior Aníbal Fernández y su par Gustavo Béliz, salieron raudamente a comprometerse con la creación de una nueva fuerza de seguridad súper especializada, al estilo del FBI o la DEA norteamericana, para que, entre otras cuestiones, arrinconaran al narcotráfico fronteras adentro.
18- En lugar de cumplir su promesa, por el contrario, los K desarmaron un grupo de gendarmería especializado en materia anti narcótica que había formado Gendarmería Nacional. Se trataba de la Unidad especial de investigaciones y procedimientos judiciales, un comando de elite que había desbaratado bandas de narcotraficantes extranjeros. Tuvieron que devolver las 300 causas en las que participaban, volviendo sus integrantes a puestos de rutina en la fuerza.
19- Otra de las grandes promesas del año 2004, fue la creación del “mapa del delito”, una idea copiada del operativo tolerancia cero o “Fixen Broken Windows” del Manhattan Institute que asesoró al intendente conservador neoyorquino Rudolph Giuliani.
Dicho mapa, que nos permitiría saber qué tipo de delitos afecta a cada barrio o ciudad, jamás fue trazado y todo quedó en el olvido.
20- Con respecto al avance legislativo de leyes que endurecieran penas para los narcotraficantes, algunas iniciativas, que llegaron a tener media sanción, fueron luego “cajoneadas” por los legisladores del Frente para la Victoria, que se rehusaron sistemáticamente a modificar el cuerpo legal presente, que carece de actualización, ante un mercado ilegal tan dinámico. La senadora nacional salteña Sonia Escudero denunció que por “orden” escrita del entonces ministro de Interior Aníbal Fernández, la Cámara de diputados con mayoría del FPV dejó que la mencionada iniciativa perdiera estado parlamentario por el mero paso del tiempo.
21- El estado prácticamente abandonó el imperio de la ley al dejar de controlar los asentamientos precarios de la Capital Federal y el conurbano.
Allí, se refugian las más peligrosas bandas de narcotraficantes y se asientan los laboratorios de producción de drogas más importantes del país. Familias o clanes manejan barrios tan precarios como peligrosos.
El proceso de “favelización” que fue advertido y anunciado miles de veces a nuestras autoridades, nunca fue escuchado.
22- Con el kirchnerismo cambió completamente la forma de distribución de la droga en la Argentina.
Anteriormente, la marihuana, la cocaína o las drogas sintéticas estaban a disposición en los centros de diversión nocturna. Se asociaba su consumo a los fines de semana y al dinero que se destinaba para el esparcimiento. Hoy, la mitad de los jóvenes encuestados de las zonas carenciadas de las ciudades argentinas dicen que el barrio es el lugar más fácil para conseguir la droga, ya que hay un vendedor cada tres o cuatro cuadras.
En las zonas de clase media y alta, sigue la misma metodología que imperaba en los noventa, ya que se accede a los estupefacientes en pubs, discos o fiestas privadas.
La droga de iniciación para el sector social más humilde es el paco (50%), mientras que los segmentos más acomodados comienzan a drogarse con marihuana (35 %). Sin embargo, en algo coinciden: la edad de iniciación ha bajado hasta la pre adolescencia.
23- El análisis que hace la DEA sobre nuestra situación frente al problema del narcotráfico es lapidario.
De acuerdo a lo charlado off the record con uno de los funcionarios destinados en Buenos Aires “la inaudita falta de estadísticas oficiales hace imposible plantear un diagnóstico”.
El gobierno de Brasil en los últimos años endureció sus políticas contra la droga, radarizando todo el país con la ley de derribe y, relacionado con la Argentina, reforzando la custodia en el Tancredo Neves de la “triple frontera”. Muchos narcos se vinieron hacia la Argentina, debido a esto y a nuestra “laxitud”.
24- Ricardo Echegaray, cuando estuvo a cargo de la Aduana Nacional, desmanteló las unidades especiales de drogas peligrosas creadas en el 2002.
Las verificaciones de los inspectores de aduana, según la DEA, son virtuales, ya que se hacen sobre formularios y no sobre el terreno.
En los puertos está el tráfico de drogas a gran escala. Los de Zárate y Campana son los que están más en la mira, tras encontrarse en Valencia cargamentos de cientos de kilos que habían salido sin problemas desde allí.
El puerto de Bs. As. es el único que sigue perteneciendo al estado nacional, mientras que en los privados los inspectores son meros “convidados de piedra” y aceptan casi sin fisuras la situación imperante.
Cientos de camiones entran al país desde vecinos del Mercosur precintados y no pueden ser abiertos… además, no hay scanners para poder visualizarlos ver qué contienen.
25- La Argentina, según la DEA, empeoró su situación en el tráfico de drogas al privatizar sus aeropuertos y las terminales portuarias.
Los norteamericanos consideran un despropósito que sea necesaria una orden judicial para abrir los camiones precintados que llegan desde el Mercosur… Los consideran “una amenaza de alto riesgo”.
CSI (sigla en inglés), es la iniciativa de seguridad para contenedores que aquí no se utiliza, ya que Argentina no obliga a colocar GPS en los conteiners.
Resumiendo: la Argentina va derecho hacia la narcodemocracia, con políticos que se vuelven millonarios por mirar para otro lado, pero luego lucen compungidos cuando las bandas de dealers cometen algún crimen alevoso.
Marcelo López Masia