La temeraria investigación por narcotráfico que se inició mucho antes del fusilamiento de Sebastián Forza y sus dos amigos, parece ser una caja de Pandora que todos los días depara sorpresas menos gratas al Gobierno y a los amigos del poder. La detención de los hermanos Juliá y Miret en España detonó una granada en las manos del gobierno nacional. Aviones, vuelos, personajes en común y negocios cruzados, llevan a pensar a los investigadores que el corazón del poder está en peligro de ser manchado por la onda expansiva del narcotráfico y las narcocampañas donde la política y el sindicalismo viven en una orgía de corrupción.
Con la muerte de Forza (donante de 200 mil pesos en la campaña de Cristina Kirchner, traficante de efedrina y medicamentos adulterados, que llevó al procesamiento de Héctor Capaccioli) se destapó una olla que amenaza al propio gobierno nacional que se ve involucrado desde varios sectores, ya sea por usufructo indirecto de los dineros de campaña provenientes de aportes mafiosos, como por los casos de lavado de dinero y narcotráfico que rozan personajes e instituciones cercanas al poder central.
La detención del avión de los hermanos Juliá y Miret en España, descolocó a la organización local de los nuevos narcóticos argentinos, aquellos que comenzaron a gestarse en los criticados años ´90 y del 2003 para acá, se multiplicaron como hongos. Por suerte el avión fue incautado en Europa, donde no tienen injerencia los impunes brazos de la lentísima justicia argentina en materia de tráfico de drogas y lejos de las influencias encubridora de la política (y los políticos) nacionales. Es tal vez por esto que el Gobierno debe hacer frente a un imparable tsunami informativo que desnuda miserias y complicidades, sin ninguna posibilidad de mentir, censurar o deformar las noticias.
En este sentido, la publicación por parte de medios nacionales de cheques pagados por el kirchnerismo a los hermanos Juliá, para la utilización de sus aviones durante la campaña 2003, configura una prueba del íntimo acercamiento que había entre las partes, de hecho la empresa Federal Aviation SA de los hijos del Brigadier, recibió en un solo cheque emitido por la Casa de Santa Cruz la suma de 139 mil pesos cuando Néstor Kirchner ya era presidente.
La investigación alude también que la relación entre los Juliá y el poder, fue muy aceitada desde entonces, y los hermanos narcotraficantes condujeron en varias oportunidades al entorno presidencial, incluyendo varios vuelos que hizo el empresario riogalleguense Lázaro Báez y el propio Daniel Scioli.
Los viajes de Kirchner, durante su campaña proselitista a bordo del Lear Jet 25 matrícula LV-ZTH habría tenido un costo aproximado al millón de pesos. Si bien desde el Gobierno se hicieron esfuerzos por negar la vinculación, el diario Clarín logró establecer la existencia de los pagos y determinar que Báez utilizó frecuentemente los servicios de los Juliá, al punto que la amistad entre ambos hizo que el empresario pusiera los ojos en una de las máquina que tenía la flota de los narcotraficantes.
Por más de 1 millón y medio de dólares, Lázaro Báez le compró a los hermanos asociados al comercio ilícito de estupefacientes, la máquina Lear Jet patente LV-SZS , aunque bien aclararon que inicialmente no existe ninguna presunción de que puedan estar vinculados; no obstante, los investigadores hacen hincapié en estas “relaciones” y las ponen bajo la lupa. “Nadie hace un negocio de esa magnitud si no hay una confianza recíproca” —le confió a OPI J. Litzlel, investigador periodístico dedicado a desentrañar las conexiones locales del narcotráfico con la mafia europea— “la experiencia señala que en este negocio nadie es inocente y si de política se trata la inocencia es un bien absolutamente devaluado”, indicó
El periodista supone que la trama del narcoavión va a seguir avanzando “por decisión de la justicia española, pero no por el lado argentino —dijo— es casi seguro que en los próximo meses se conozcan relaciones más estrechas de los Juliá con sectores del poder nacional y en poco tiempo muchos terminen acusados de complicidad o al menos de omisión o encubrimiento”, remarcó.
Algunos analistas concluyen que las acciones de los jueces se verá postergada por el año político que comenzamos a transitar “en esta época todo se tiñe de “político” y es difícil separar la paja del trigo, o sea, no sabés bien cuando te dicen la verdad y cuando están montando una operación”, aclararon; pero descartan que estas investigaciones realizadas fronteras afuera del país, le traerán a más de uno, un gran dolor de cabeza
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