martes, 22 de marzo de 2011

CFK creería que Filmus, Tomada y Taiana protegen a grupos violentos

CFK suele actuar por rencores personales. Pese a que tiene fama de progresista, en realidad tiene reacciones macartistas y en el kirchnerismo es conocido, por ejemplo, su desprecio por los ex comunistas que circulan por el PJ porteño, como Carlos Heller y principalmente el senador Daniel Filmus. Éste sería considerado un traidor en Olivos por su oposición a la ley de glaciares. Así es que la presidente afirmó su poder candidateando a Amado Boudou a Jefe de Gobierno de la Ciudad. El caso es que la desconfianza presidencial alcanzaría también al Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que milita junto a Filmus y a otro miembro de la nómina de traidores, el ex Ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana. La presidente forzó entonces que la CGT y Julio de Vido apoyaran la candidatura del Ministro de Economía y además obligó a Filmus a abrazar a Boudou. Cristina sospecharía que la Corriente de la Militancia (Filmus-Taiana-Tomada) estuvo atrás de la toma del Parque Indoamericano, aunque para la tribuna acuse a Mauricio Macri y sus punteros.
Para esta apreciación también se vale de informes que le proporciona Héctor Icazuriaga, en los cuales se detallaría que muchas de las tomas y los incidentes que se generan son producidos por grupos de marginales y piqueteros amigos del gobierno, a los cuales se ignora actualmente. Lo mismo vale para los incidentes en Constitución, en donde se agrega el bloqueo de las vías, armado por el Partido Obrero. Pero en los incidentes posteriores, el gobierno tendría en claro que hubo fuego amigo, encendido por grupos descontentos. Uno de ellos liderado por una celebridad que se referencia con la embajada de Irán en Buenos Aires y con Libres del Sur. Para la opinión pública, sin embargo, se armó la ensalada de Duhalde, Macri y el PO.
BOUDOU ALEJA A POGGI
La semana anterior señalamos que el jefe de prensa del Ministerio de Economía, el licenciado Sergio Poggi, habría armado una central de inteligencia para evitar que los funcionarios de esa cartera hagan llegar información confidencial al periodismo. Pero Poggi habría extendido su contrainteligencia a los propios periodistas acreditados con una desprolijidad tremenda, que hizo que Boudou lo reprendiera severamente, relegándolo a un papel menor en el Ministerio. El caso es que no habría echado a Poggi por temor a que hable ante los medios. Su reemplazante es el dirigente kirchnerista de Morón Juan Ignacio “Junchi” Zavaleta, enemigo acérrimo de Martín Sabatella, hombre fuerte de ese distrito. Sabatella se enojó con el ministro y también con CFK y optó por atacar públicamente a Daniel Scioli, complicándole así el armado político nacional a la presidente. No se trata de un hecho aislado. La presidente le habría transmitido al gobernador que los ataques en su contra del periodista Horacio Verbitsky los hace a título personal y que ella sólo acepta los consejos de éste en materia de seguridad y nada más. Agregando que, “de armado político Horacio no sabe nada; Néstor nunca le dio bola y yo tampoco”. Esto, aparentemente, lo dejó más tranquilo de lo que siempre está a Scioli. En realidad, a él los ataques del periodista le harían cosquillas.
BONAPARTISMO BERRETA
Ayer señalamos, tal vez imprecisamente, que CFK había dado un giro al garantismo, al abolicionismo y al progresismo, al seguir las teorías conspirativas de Verbitsky y su marioneta Nilda Garré. Pero la influencia del “Comodoro” Horacio, estaría circunscripta a las áreas claves de seguridad e inteligencia, haciendo valer la experiencia de sus largos años como agente de la Fuerza Aérea. Pero su influencia disminuiría en temas como la política social o la desigual redistribución de la riqueza. La presidente estaría convencida de que Verbitsky repite slogans y viejas consignas de la CTA, a las que siempre les prestó atención, igual que a los libros de Roberto Basualdo, un sociólogo vinculado a esa organización actualmente dividida en dos.
A todo esto, el cristinismo se abre paso como una suerte de bonapartismo berreta. Al disponer la apertura del canje a los bonistas que no entraron en la segunda oferta materializada por el ministro Boudou, CFK habría dicho: “ni peronista de derecha ni de izquierda, yo soy kirchnerista”, aunque últimamente está naciendo el “cristinismo”. Es decir, un kirchnerismo puro pero con algunas modificaciones que se verán camino al andar.
Por Guillermo Cherashny para el Informador Público

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