Los americanos llaman “síndrome de pato rengo” al fenómeno de pérdida de poder que ocurre a los gobiernos en los últimos tiempos de su mandato, cuando ya no les es posible reelegir. El gobierno de Cristina no padece ese obstáculo legal y sin embargo ha entrado en un proceso de “cascada” que no parece tener retorno.
Durante siete años, indefectiblemente, el kirchnerismo marcó la agenda política y mediática de la Argentina. Como una aceitada máquina de poder, con métodos anticuados pero habiendo comprendido la nueva dinámica de poder basada en la difusión y el manejo de los medios masivos, puso sobre el tapete el temario de la agenda pública. Hablamos de lo que quisieron que hablemos, discutimos los que quisieron que discutiéramos, nos distrajimos con lo que gustaron distraernos.
El lingüista anarquista norteamericano Noam Chomsky, explica que el control del pensamiento es esencial en las organizaciones políticas democráticas. En las tiranías es sencillo para el gobierno manejar a la sociedad, pero en las democracias se requiere más ingenio, es necesario el control del pensamiento. Pues bien, el kirchnerismo ha controlado durante siete años el primer tema que dominaba una reunión de cumpleaños, un asado de domingo con amigos. Cuando no hablábamos de nosotros mismos, de nuestra familia o nuestra salud, es decir cuando salía un tema vinculado a la agenda pública, ese tema era el que los K habían impuesto por entonces.
Que bajar el cuadro de Videla, que destituír a la Corte menemista, que el Museo de la Memoria, que el casamiento entre personas del mismo sexo, que la 125 con derrota legislativa incluída, que la ley de medios, que Moreno y su revólver, que Néstor se enfermaba y se curaba e iba rápidamente a los actos, que si Chávez es bueno y los americanos malos, que Cristina lo maltrata al vicepresidente Scioli en el Senado, que después Scioli va para gobernador, que luego lo maltrata Néstor, y ciento de otros temas. Basta repasar los medios de estos años, siempre, pero siempre, la iniciativa la llevaron los K.
Para mejor o peor. No implica esto ninguna valoración, con razón o sin ella, con causa justa o no, la iniciativa y la agenda la controló el gobierno. Por algún motivo que no puede resumirse al caso Shocklender, el gobierno perdió hace un par de meses la iniciativa política y la capacidad de fijar la agenda. En los últimos tiempos, tal vez por la falta de decisión de la única referente del kirchnerismo sobre su voluntad política de continuar, se produjo una pérdida atípica de poder político, similar a la que suelen tener los gobiernos que van terminando su segundo mandato sin posibilidad de reelegir. Un “pato rengo”.
Por cierto que este es otro caso. Cristina si puede reelegir y más que eso, todo indica, o al menos las encuestas que el gobierno controla, es decir todas o casi todas (y por ende, el único recurso científico al que podemos atenernos, aún viciado); que lo haría con toda comodidad. Y sin embargo, de golpe, sin motivo aparente, perdió la iniciativa y dejo de fijar y controlar la agenda político-mediática.
Hubo al principio unos días de confusión. El tema fue la ceniza, los aeropuertos cerrados, el avión que cayó en Rio Negro unos días antes o los problemas de Juana Viale, por cierto graves. Pero la vacilación duro poco porque explotó el escándalo Shocklender, y los medios desde siempre han fijado la agenda y la perdieron a manos de los K, la recuperaron mientras el gobierno miraba impávido sin saber para donde correr. “Protejan a Hebe” dijo Cristina, determinando así el sacrificio del niño mimado de la Madres. Pero calculó mal: Shocklender no es de los se deja mandar al matadero calladito. En cuanto su situación lo hunda unos pocos centímetros más, el ex parricida no va a dudar en entregar a Hebe, a los funcionarios del gobierno y a todo quien tenga que vender a fin de no caer solo al precipicio.
Pero además Clarín avanza, lenta pero certeramente, de hecho ya se involucrando a Julio de Vido. No es poco pero este no es el único problema del gobierno. La asombrosa pérdida de poder se choca con un futuro complejo. Las próximas tres elecciones van a ser un calvario para los K, justamente las tres que son el anticipo de las primarias de agosto. El gobierno rompió con José Manuel De la Sota. Más precisamente el cordobés le prometió incluir kirchneristas en sus listas y darle el candidato a vice gobernador. No sólo no incluyó a nadie, sino que designó una candidata a vice plenamente identificada con el sector agropecuario y opuesta al gobierno. No fue únicamente una muestra de autonomía de De la Sota, es además una clara señal de que ya pocos le temen al gobierno, un síntoma claro de pérdida de poder.
Así las cosas, los K no podrán en forma alguna anotarse una victoria en Córdoba, el tercer distrito del país, en el que obviamente, no compite.
Pero también están las elecciones en Santa Fe, a nivel población, producción, economía, presupuesto, el cuarto distrito del país. Allí, compite un hijo dilecto del kirchnerismo, el presidente de su bloque monopólico en la Cámara de Diputados todos estos años; Agustín Rossi. Bien, el legislador va a salir tercero en esa provincia agropecuaria. Cómodo. El primer lugar lo pelea el socialismo gobernante con la sorpresa Miguel Del Sel un PRO-duhaldista. Es papelón.
Por fin, también habrá elecciones en la Ciudad de Buenos Aires, el segundo distrito del país. Pasado el primer chubasco de mediciones, Daniel Filmus el candidato K, no pudo capitalizar la intención de voto de su compañero Amado Boudou y Mauricio Macri lo aventaja largamente. Lo vencerá en primera y luego en segunda vuelta. Es decir, Macri derrotará dos veces al gobierno el mismo mes en la Ciudad.
Conclusión: el gobierno va a perder cuatro elecciones inmediatamente antes de las primarias de agosto. Una suma nada despreciable de derrotas, como para condicionar la sensación de invulnerabilidad que detentaba hace solamente dos meses. Si la psicología social funciona como ha funcionado siempre, esa parva de caídas sucesivas le va a hacer perder muchos votos para agosto. Empieza la cascada.
Luego, si en las primarias, Cristina Fernández no alcanza el 40% de los votos, cantidad suficiente que haría falta en octubre para tener chances de eludir el ballotage, no va a alcanzarlo en las generales bajo ningún concepto. Por el contrario, se incrementaría la cascada y tendría grandes problemas en las generales.
En definitiva, el gobierno se para sobre un tembladeral, la ambición reeleccionista está más en jaque que nunca. El kirchnerismo se ha autogenerado un “pato rengo” no convencional pero evidente, perdiendo la iniciativa política a pocos meses de las elecciones, con un grave error de cálculo en la organización del cronograma electoral y tantos pero tantos cabos sueltos que ya resultan inocultables. Ahora hay que ver quien sube mientras otros bajan en esta polea política ilógica, viciada como todo, por el error humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario