martes, 19 de abril de 2011

Cristina aprovechó la cadena nacional para hacer campaña y confundir cifras


Nuevamente perdida, en un discurso cargado de buenas intenciones pero con confusión de cifras y porcentajes, Cristina Kirchner anunció una importante medida a favor de los jubilados —aquellos que tienen cobertura del 40% pasarán a tener una del 50% y los que tienen descuentos del 70% pasan al 80%— y la creación de una nueva asignación, esta vez “social embarazadas”.
No es menor lo anunciado, pero pierde validez cuando se utiliza como acto de campaña y arengamiento partidario, en un año no casualmente electoral.
¿Es necesario que la mandataria hable por cadena nacional cada vez que debe anunciar una medida de Gobierno? ¿Es necesario que aproveche para embestir contra sus enemigos de coyuntura en ese mismo acto?
Si a ello se suma la rigidez de su discurso y la permanente necesidad de mostrar conocimiento en detalles que a nadie le interesan —los cuales terminan jugándole en contra, ya que confunde cifras de manera incesante—, la medida en sí pierde entidad detrás de la intencionalidad política manifiesta.
“En 2004 el PAMI cubría sólo a 9 mil jubilados la medicación al 100 por ciento”, aseguró la mandataria en uno de los tramos de su arenga, denunciando una cifra que no solo no es real sino que será refutada por los diarios de mañana.
Lo mismo cabe a su apreciación de que en los últimos dos últimos años “sólo hubo 100 casos de hepatitis B”, en contraposición a los 60 mil casos del año 2003. ¿Quién asesoró a Cristina en esas cifras? ¿No sabe acaso el ministro de Salud, Ricardo Manzur —quien debería conocer esos detalles— que solo el Hospital Posadas atendió más de 100 casos en los últimos años?
La Presidenta no se conforma y persiste en el autismo de sus discursos, con una platea que la aplaude a rabiar y jamás le dirá que está diciendo barbaridades. ¿No fue ya demasiado vergonzosa aquella vez que confundió el término “sindicación” con “sindicalización”, en plena cadena nacional, en el marco de una denuncia contra Papel Prensa que terminó haciendo agua?
Si pretende ser tomada en serio, Cristina deberá asumir este tipo de asuntos con la responsabilidad que amerita y no hacer una parodia de su propio discurso. De lo contrario, se transforma en la hazmerreír de la sociedad toda y termina opacando una medida que aparenta contar con las mejores intenciones (más allá de que no se sabe aún cómo podrá ser financiada).
En casos como el referido, el silencio suele ser mejor consejero que cualquier disertación oficial

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