miércoles, 13 de abril de 2011

El bochorno de la mesa de los argentinos

El matrimonio Kirchner sacudía sus bombazos en la guerra contra el campo en aquellos preludios del año 2008. Prohibió las exportaciones de carne al mundo para proteger “la mesa de los argentinos” cuando todavía la carne mantenía su rol tradicional de matriz alimentaria de aquel pueblo consumidor entusiasta del asado de tira, el bife de chorizo, el vacío, la molleja y todos los componentes del puchero criollo hasta llegar al delicioso caracú. No mucho que ver con el lomo de exportación.
El abrazo de oso protector del recio matrimonio condujo sin piedad a una situación angustiante que ahora se exhibe tras una realidad pavorosa. El stock ganadero disminuyó drásticamente en 10 millones de cabezas de ganado. La carne acaba de aumentar el 28% y ya se anuncia otro aumento del 20. Los despidos de los trabajadores de la misma industria han llegado también al 20%. En el año 2010 se cerraron 25 plantas frigoríficas y en este 2011 la debacle no se ha atenuado pues cuando los quebrantos no son cierres de establecimientos son despidos masivos. El SICGBA, Sindicato de la carne del Gran Buenos Aires comandado por el combativo Silvio Etcheun, quien rompiera con el ejecutivo nacional y el aparato gremial oficialista en repudio a la política ganadera ya en el año 2005; brama de terror y prepara movilizaciones para salvar y garantizar la fuente de trabajo de 35.000 familias que exactamente no pertenecen a “la Cámpora” ni a “la Poderosa” ni a los gremios de Moyano… No organizan piquetes, no queman gomas ni embadurnan las paredes con mugrosos aerosoles. No amenazan ni torturan. No descalifican a quienes piensan distinto a ellos. Respetan a la policía y los jueces. Cumplen los contratos y sus obligaciones. Sólo anuncian -civilizadamente- peticionar al Congreso. No todo está perdido en los sectores colectivizados…
Los trabajadores de la industria carnívora sienten en carne propia (y no es ironía) los bombazos de la presidenta Cristina al instruir a Guillermo Moreno para ejecutar anacrónicas y arcaicas regulaciones de precios, prohibición de exportaciones e importaciones, presionar por medio de la AFIP, el ONCAA, los ROE y el infernal aparato burocrático del Estado cual si el campo y la industria de la carne se merecieran un combate y persecución como si se tratara de las responsabilidades del masacrador Muammar Khadafy y sus amigos que lo apoyan…
Las peripecias que está sufriendo “la mesa de los argentinos” al proscribir sus asaditos y los bifes, recuerdan la época de Isabel y López Rega cuando “nacionalizaron” las bocas de expendio de los combustibles y en medio de una política bastante similar a la de Guillermo Moreno se estableció de paso una prohibición para comer carne los días martes y jueves. Los proteicos argentinos de golpe nos sentíamos diabéticos o celíacos dos veces por semana, cayendo en una exótica y costosa dieta, alejados de nuestra tradición y por la cual se nos “regulaba” la vida privándonos del producto argentino barato y de mejor marca registrada en el mundo. La paradoja de estos regímenes intervencionistas que tanto entusiasma a los Kirchner y a los Moreno, consiste en abaratar por la fuerza lo que ya es barato para terminar encareciéndolo por vía de la escasez sobreviniente o por la prohibición de exportar desalentando así la producción.
Pero la belicista política anticarne y anticampo además nos lleva a insólitos requerimientos de los sindicatos desesperados por los cierres de las fuentes de trabajo y los masivos despidos. No sin antes haber realizado un estudio de la situación, el SICGBA, único sindicato del sector cárnico que entendió desde el primer día que cerrar las exportaciones era perjudicar a los trabajadores, se ha decidido a proponer ante el Congreso de la Nación un proyecto para importar 4.800.000 unidades de ganado en pie de 250 kg. cada ejemplar “para ser terminados en nuestro país”. Más allá de las posibilidades de encontrar en el mundo esa cifra de animales y con el mencionado pesaje, valga lo acontecido para dimensionar la irresponsabilidad y el daño producido en virtud de la caótica política impuesta por el poder ejecutivo de la Argentina. No sólo han estropeado la adulada “mesa de los argentinos”, también han diezmado las fuentes de trabajo con el consecuente aumento del desempleo, y entre otros males, se vino abajo como nunca en la historia el stock ganadero de nuestro país, otrora líder en calidad y cantidad.
Cabe aclarar que el Secretario General del Gremio de la Carne (José Fantini) se mantuvo alineado con la política oficial de los Kirchner y Moreno, mientras el SICGBA (Sindicato Gran Buenos Aires) liderado por Silvio Etcheun alzó su voz contra los primeros cierres de las exportaciones alertando sobre el impacto negativo que esto generaría en la industria frigorífica, participó activamente en la gesta agropecuaria de la 125, rompió con el oficialismo y desde entonces no cesó de reclamar por reglas claras, transparencia en los precios y apertura de las exportaciones.

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