Clamor y mafias
En cuanto al operativo clamor, está claro que lo agitan los que no pueden sobrevivir en política sin ella. Sin embargo, esta realidad tiene cada vez más matices. Hay grupos que militan en el progresismo K, como el Movimiento Evita liderado por Emilio Pérsico y el “Chino” Navarro, que ya negocian con Scioli bastante indisimuladamente y en conversaciones privadas admiten que pueden llegar a prescindir de CFK si ésta decide dar el paso al costado. Sobre todo ahora que la crisis en el mundo islámico muestra que las dinastías políticas están en problemas.
Así es que Duhalde, asesorado por Eliseo Verón y los brasileños, ha decidido poner en la primera línea de fuego a Hugo Moyano, al cual calificó como desbocado, por los bloqueos a los diarios y los enfrentamientos con los empleados de comercio. El ex presidente no quiere perder espacio frente a Ernesto Sanz y Elisa Carrió, quienes centran sus ataques en Moyano por su impopularidad e intentan dejar a Cristina como una pobre viuda que no puede domar al belicoso dirigente sindical y sus hijos que van por más en todas sus actividades. Y que, además, son los generadores de la incipiente violencia que se está gestando en el país -con el resultado de varios muertos en los últimos meses- y que tiene todas las condiciones para seguir aumentando.
Las actividades comerciales de los Moyano se expanden a toda marcha, con eje en la empresa de recolección de basura Covelia, en la que figura como dueño Ricardo Depresbiteris, estrechamente vinculado al líder de la CGT, que se propone completar el circuito de la ecomafia calabresa, es decir, recolectar basura y luego reciclarla con una planta en el Gran Buenos Aires. Esta “ecomafia autóctona” estaría integrada por las “famiglias” Moyano, Mussi, Depresbiteris, más los Recalde, Piumato y Viviani. Algo semejante a las cinco familias mafiosas de Nueva York, que recientemente recibieron un fuerte golpe del FBI. La diferencia con nuestro país es que aquí son protegidas desde la máxima magistratura y por su ejecutor, Carlos Tomada, llamado el “gangoso” en el ambiente gremial.
El ministro de Trabajo viene legalizando los bloqueos, actos de violencia que comete el sindicalismo moyanista en la denominada “cultura del apriete”, como la calificó el politólogo Guillermo O’Donnell, describiendo el avance pandillero que sobrepasa a la presidente.
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