sábado, 28 de mayo de 2011

Ernesto Kritz: En el 25% más pobre de la población, el desempleo es del 18%

Para muchos es el otoño. Para otros -menos- es pleno verano. Las estaciones maduran y se despiden. Entre soles, lluvias, olas o serranías hay un perfil de fin de temporada. Para los que se fueron a descansar. Para los que se quedaron en sus pueblos o ciudades. Para los políticos que recorren balnearios y saludan gente. Para el Gobierno. Se adelanta el fin del ciclo K, gane quien gane. Los números de hoy no radiografían el porvenir. Ni siquiera el de la señora Presidente o sus antagonistas.
Alguien ha dicho que los veranos son un paréntesis en la vida política. Más que una costumbre es un tic. Los candidatos resuelven hacer sus campañas en los centros balnearios por razones que no se entienden, ¿Hará falta que los Duhalde, Carrió, Sanz, trajinen por Mar del Plata para ratificar sus créditos de posibles candidatos? Francisco de Narváez va de acá por allá, lejos de su Punta del Este querida, con su nuevo consultor brasilero y con Fabián Falco, ex YPF, a su lado. El se acerca a un desapacible invierno. El curso político lleva años. Y el diploma no existe. Tal vez por eso rechazó la graciosa oferta de sumarse a su tropa, por parte de Graciela Ocaña. Ella, la hormiguita viajera, no quiere perder un hormiguero.
Hay un tercio de argentinos que no se mueven y otro que descansa, donde puede, con sus ahorritos del año. Descansa y sufre cuando cuenta sus monedas que cada vez valen menos. Para ellos se adelanta el otoño. Y los costos: de la comida, de la educación, de… etc.
Sí, hay una Argentina que se divierte. Y no necesariamente en la costa argentina. En Punta del Este, en José Ignacio, Uruguay el show del verano es un Festival de egos oriundos y brasileros. Por otros lados se esparce la ola agrícola del interior próspero, todavía chúcaro al exhibicionismo. Van a Brasil y -¿por qué no?- a Medio Oriente o a un archipiélago exótico.
Para alcanzar el desarrollo hace falta “pensadores de reflexión profunda que busquen un humanismo nuevo, el cual permita al hombre moderno hallarse a sí mismo”.
“La riqueza mundial cree en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades. En los países ricos, nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas.”
Palabras de Benedicto XVI. La Iglesia Católica transita un tiempo arduo. El Sumo Pontífice es una mente profunda.
Aquí, en esta tierra criolla, Ernesto Kritz, revela con su precisión un adelanto de un año que ya empezó:
La inflación es, probablemente, el mayor problema actual de la economía argentina. En este escenario, la negociación salarial adquiere una gran relevancia. Para los asalariados, por la mayor o menor capacidad para hacer frente a los aumentos de precios; para las empresas, por su efecto sobre los costos y la rentabilidad; para la macroeconomía, por su impacto sobre la demanda.
En ausencia de un índice oficial de precios confiable, las demandas salariales se basan en las expectativas inflacionarias, formadas a partir de la experiencia como consumidores.
Los resultados indican que, en promedio, la demanda salarial esperada para 2011 es de 28%, con una mediana de 27%. Un año atrás, vale la pena señalarlo, un sondeo similar había arrojado (para 2010) un aumento salarial previsto de 16%.7.
Estas demandas esperadas por las empresas no resultan de pedidos formales o aún informales por parte de los sindicatos. La ronda de negociación se activará al término del primer trimestre. En promedio, los aumentos presupuestados son de poco más de 24%, con una mediana de 25%. La mitad de las compañías considera que no cubrirán las demandas de los sindicatos.
Resulta difícil explicar los episodios de violencia social del último mes a la luz de indicadores sociales y económicos habitualmente difundidos. Aún sometiendo a revisión los más cuestionados (la inflación y la pobreza), varios muy relevantes generalmente utilizados para evaluar la situación social -como el estado del mercado laboral y el consumo de los hogares muestran una tendencia de clara mejoría.
Esto facilita la interpretación de los episodios de violencia social como un producto de la manipulación política, o de acciones delictivas… como algunos sectores de la clase política. Hay algo que requiere ser explicado y no encuentra una respuesta en los indicadores habituales. Para que haya manipulación política, o acciones de grupos delictivos, debe existir antes una masa social en estado de privación que puede ser movilizada con esos propósitos.
En este marco de progreso reflejado por los indicadores conocidos (y también por los corregidos) tiene que haber una parte de la sociedad que sigue pasándola lo suficientemente mal como para protagonizar incidentes como los ocurridos.
Un ordenamiento de la Encuesta Permanente de Hogares según el ingreso per cápita familiar, muestra que en el 25% inferior, el desempleo supera el 18% (el doble que en cuartil siguiente), a lo que hay que agregar otro 16% de empleo intermitente… en la base de la sociedad todavía está muy extendida una precariedad laboral extrema.
Hay que ir pensando en estas cosas. En la Policía Federal sin la experiencia de sus Jefes naturales, en el andamiaje de consumo y exportación de drogas, en las peleas en el Banco Central, en el financiamiento de la ANSES de encuestas políticas, en las picardías de Amado Boudou, en la herencia política de “las cajas$” que manejó Aníbal Fernández, en el viaje de la Presidente por las Mil y una Noches, en la carnicería desembozada de la delincuencia. Fin de un ciclo. No necesariamente de la Presidente. Si del agotamiento de la etapa K. El grupo más cercano a Olivos, la guardia pretoriana de su marido, sigue firme a su lado. Ellos -no hace falta nombrarlos- quieren seguir el juego. No están convencidos de que Ella esté dispuesta a pelear por otro período, ya sin nada que prometer. Por las dudas conversan sobre otra alternativa razonable.

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