lunes, 30 de mayo de 2011

La corrupción K vuelve al primer plano



Por Guillermo Cherashny
El caso Schoklender es una bomba de tiempo que terminó explotando en la cara de CFK. Néstor y Cristina se consideraron hijos de las Madres de Plaza de Mayo, como declaró aquél en la Asamblea de la ONU en el 2007. La bomba se activó dos o tres años antes de detonar, porque eran conocidas las frecuentes visitas de Sergio Schoklender al casino de Puerto Madero apostando sumas millonarias, como también los aviones que compró su empresa y los autos de alta gama que usaban Hebe de Bonafini y sus colegas. Pero hubo tres hechos que habrían acelerado la explosión. Uno sería el retraso en los pagos de los subsidios a la constructora Meldorek, de las Madres, por parte del Secretario de Obras Públicas, José López. Estos retrasos llegaron a ser de hasta seis meses y habrían generado el hecho número 2, cuando el parricida le tiró el café en la cara al tucumano López. Pero el tercer hecho fue sin duda el más grave. La ruptura con el kirchnerismo se produjo cuando marginales al servicio del gobierno intrusaron el Parque Indoamericano el 7 de diciembre pasado. Entonces se produjo un hecho curioso: Schoklender -quien a menudo apoya las ocupaciones de espacios públicos que realizan organizaciones piqueteras- en esta ocasión, probablemente porque se trataba de sus propios intereses, no dudó en solicitar intervención policial con la excusa de que era víctima de narcotraficantes. Pero no solicitó apoyo de la Policía Federal Argentina, que depende del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, área del Poder Ejecutivo aliado de Madres de Plaza de Mayo. Recurrió, en cambio, a la Policía Metropolitana, luego de una larga reunión con el Ministro de Espacio Público, Diego Santilli. Se trató de un giro sorpresivo que en la Casa Rosada interpretaron como una traición. Anteriormente, las relaciones entre las Madres y Macri por la cuestión de las viviendas habían sido más que tensas. El 28 de enero del 2008, un grupo de seis Madres de Plaza de Mayo, encabezado por su presidente, Hebe de Bonafini, inició un ayuno dentro de la Catedral Metropolitana.
Las Madres levantaron el ayuno luego de llegar a un acuerdo con el gobierno de Mauricio Macri por el dinero para las obras que construyen en el sur de la ciudad. El acuerdo llegó luego de un encuentro entre el apoderado de la Fundación de las Madres, Sergio Schoklender, y autoridades del gobierno de Macri, informaron las Madres en un comunicado.
“Nos vamos a quedar aquí hasta que Macri devuelva el dinero que no le corresponde. Queremos que la gente sepa que las Madres estamos aquí. Nos clausuraron los baños de la catedral y tuvimos que improvisar uno, detrás del altar”, amenazó entonces Bonafini”.
Volviendo a la crisis del Parque Indoamericano, Schoklender declaró entonces públicamente que detrás de esa ocupación estaba el narcotráfico y punteros K, lo que no sólo era grave en sí mismo sino también funcional a los intereses del macrismo.
Habría sido por entonces que José López recibió instrucciones de demorar los envíos de dinero a las Madres lo máximo posible. Al poco tiempo, CFK, tête à tête con la Bonafini, le habría sugerido que despidiera a su tesorero. En la misma reunión en la que le tiró el café en la cara al Secretario de Obras Públicas, Schoklender le habría gritado que su fundación construía a 1700 pesos el metro cuadrado contra los 4.500 pesos que cobran las empresas afiliadas a la Cámara Argentina de la Construcción. El reclamo para que se le pagara de inmediato recibió la negativa de López y desencadenó la crisis. Cabe destacar que el Instituto de Vivienda de la Ciudad les habría pagado a las Madres a razón de 4200 pesos el metro cuadrado.
Un ex secretario emprendedor
En este reverdecer de la corrupción K, se inscribe otro caso que salpicaría a la Presidente. En un galpón en Villa Urquiza, que pertenece a su ex secretario presidencial Fabián Gutiérrez, se acumularían hummers y porsches ingresados de contrabando. El hecho habría trascendido debido a las protestas de varios empleados del galpón, que reclamaron por las condiciones de trabajo esclavo, siendo apoyados por algunos vecinos. Los autos contrabandeados se venderían en la concesionaria Soho, propiedad del mismo Gutiérrez, quien sigue investigado por enriquecimiento ilicito y es además dueño de dos concesionarias más, una en San Isidro y otra en Río Gallegos.
En notas anteriores señalamos que Néstor Kirchner se llevó a la tumba gran parte de la mala imagen del gobierno y las acusaciones de corrupción. También fuentes del gobierno aseguran que CFK dijo “no quiero que cobren más coimas”. Lo cierto es que esta cosmética de la imagen oficial esconde la continuidad de la ola de corrupción iniciada en el 2003.

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