Lamentablemente, para quienes ejercen hoy el poder en la Argentina, las cuentas que fueron guardándose en el cajón de la cómoda de Olivos comienzan a ser tantas que impiden ya cerrarlo.
Si hacemos algo de memoria en materia económica, los disparates comenzaron hace mucho, con la prohibición de exportar carne y con el congelamiento de las tarifas de energía. La primera, tal como predijimos en su momento, produjo la liquidación de rebaños y el alza del principal constituyente del menú de los argentinos; el segundo, la pérdida de treinta años de reservas de gas y petróleo, la desaparición de las inversiones y la necesidad de afrontar, con subsidios ya inaccesibles, la importación de combustibles a precios internacionales.
Tampoco fue menor, en ese mismo campo, la liquidación de la confiabilidad en el Indec y sus estadísticas, que es lo mismo que extraviar la brújula con la que se guía la economía del país y, sobre todo, la mirada de los interesados en venir aquí a colocar su dinero y generar puestos de trabajo y aumentar la oferta de mercaderías. Que la Argentina posea una de las más altas marcas de inflación del mundo tiene entre sus causas más importantes la escasez de oferta frente a una demanda artificialmente recalentada por el Gobierno. El verdadero hachazo que don Hugo “Camión” le dio al “relato” oficial es una declaración de guerra al Gobierno, de lo cual hablaré más adelante.
Desde otro ángulo, la acumulación de cuentas impagas también se debe a factores comerciales y, sobre todo, monetarios. El sideral crecimiento del gasto público, que este año se incrementará en otro 40%, llevó a don Néstor (q.e.p.d.) a robar los fondos privados administrados por las AFJP’s, en dinero mensual y en stocks acumulados (en acciones de compañías privadas y en bonos del propio Gobierno), que le han permitido al Gobierno gastar a mansalva y, ahora, a exigir el pago de insanos dividendos en efectivo. Para continuar el despilfarro y la corrupción, se recurrió a saquear al Banco Central y a la Anses y, cuando eso no fue suficiente, volvió a encender la “maquinita” de impresión de billetes, aunque ésta se encuentre en Brasil.
La errática y cortoplacista política exterior, sustentada durante años en las relaciones carnales con Venezuela –que permitieron la realización de fantásticos negociados y el tráfico de valijas, “asesores” militares y narcóticos-, llevó a que la Argentina se haya caído del mapa del mundo, y hoy se encuentre totalmente aislada, si se excluye a la profunda conversación sobre cosméticos y afeites que mantuvo en Roma doña Cristina con un casi derrumbado Berlusconi. Los métodos de “patrón-de-la-vereda” de don Guillermo Moreno han probado, una vez más, su ineficacia, especialmente cuando fueron aplicados a China y a Brasil, que amenazaron con hacer estallar la burbuja cristinista de soja y automóviles.
La inventada y falsa historia de los derechos humanos de la pareja imperial, hoy reducida a la doliente viuda de su autor, ha explotado al descubrirse que su mayor exponente, doña Hebe, tenía los pies de barro y que su famoso ícono, las Madres, se dedicaba a robar a los más pobres entre los pobres, tal como denunciaron organizaciones sociales del Chaco, para comprar, con el producto de su latrocinio, bienes que ofenden a la sensibilidad de un país cada vez más embrutecido y miserable.
La muerte de don Néstor (q.e.p.d.) se llevó, como dijimos en esta columna a los pocos días del suceso, al verdadero operador del equilibrio entre las distintas alas del Frente para la Victoria. Ante la imposibilidad de encontrar un reemplazante para esa prioritaria función, los roces y los golpes entre quienes, bajo las mismas banderas, creen en tan distintas cosas han tomado estado público y, próximamente, serán nuevamente exhibidos en la calle. Basta recordar qué sucedió en la Plaza de Mayo, en mayo de 1974 cuando Perón, de lejos un político más ilustrado que doña Cristina, fue obligado a optar entre las alas de su movimiento por los crímenes de los jóvenes “idealistas” de entonces.
Hoy, la lógica pretensión del Gobierno de resistir las presiones de don Hugo Moyano para aumentar aún más su poder, y el consecuente avance de la pseudo Justicia sobre sus empresas y sus familiares más cercanos, están preanunciando una batalla que dejará a la crisis del campo y a la lucha contra el grupo Clarín como meros juegos infantiles. Don Hugo “Camión” tiene los medios necesarios para parar el país entero y, sobre todo, maneja una información tan sensible como para aterrorizar a doña Cristina y sus heredados cómplices.
Con esas armas en sus manos, tan faltas de prejuicios a la hora de actuar en su defensa, ¿permitirá mansamente que lo desplacen de la conducción de la CGT o manden a la cárcel a su actual mujer o a sus hijos, como antecedente para cuando él mismo comparta la celda con Zanola?
Algunos miembros de la Justicia federal, seguramente poseedores de algunos de los mejores olfatos políticos de la Argentina, han comenzado a pensar cómo deberán portarse cuando venza el actual contrato de alquiler que tienen suscripto con este kirchnerismo al que comienzan a ver moribundo, y han empezado a calentar los motores en tal sentido. El terror que les provoca un integrante de la oposición sentado en la Rosada es ciertamente menor, pero se parece mucho al que sufren los ladrones encaramados a ministerios, organismos de control, directorios de empresas privadas y demás canonjías distribuidas por el Estado a ese hato crematístico formado por los integrantes de La Cámpora; la nota del Embajador, sobrino del ex Presidente, puso en su lugar la historia y desnudó las mentiras de estos pseudo émulos del pasado.
Las elecciones celebradas en distintas provincias, incluidas las internas abiertas, simultáneas y obligatorias de Santa Fe, hablan bien a las claras de cuánto tiene de invento comunicacional el famoso “ya ganó” que informan las encuestadoras, casi todas ellas, pagadas por el Gobierno. Con cuatro meses de anticipación, resulta poco serio hacer pronósticos que se convaliden después; y hasta la propia Poliarquía, una de las dos compañías independientes y creíbles, se equivocó fiero al vaticinar el triunfo de Bielsa en el PJ de Santa Fe.
En los lugares donde el Frente para la Victoria coronó a sus candidatos, lo hizo perdiendo importantes porcentajes de los votos obtenidos en las presidenciales de 2007 o pretendidamente embanderados a gobernadores “atados con alambre”, como fue el caso de Urtubey, en Salta. Que, además, esas costosas victorias hayan implicado la necesidad de aliarse con caras tan repudiadas como Saadi, en Catamarca, o Menem, en La Rioja, dice mucho de la “moral revolucionaria” del famoso “modelo”.
En la Ciudad Autónoma, no resultará gratuito para Filmus su alianza con las Madres y, sobre todo, con Ibarra. En Buenos Aires, el kirchnerismo viene de sufrir un vapuleo histórico en 2009, pese a llevar en su carro al propio don Néstor (q.e.p.d.), a don Daniel Scioli, a todos los ministros nacionales, a muchos intendentes del Conurbano y hasta a artistas famosos. En Santa Fe, la cara de Rossi en las boletas únicas y la segura deserción de quienes votaron por Perotti, y un posible apoyo a Del Sel de los radicales de Barletta, anticipan un duro castigo a la Casa Rosada. En Córdoba, donde ya el kirchnerismo salió cuarto, los cristinistas no han podido arreglar, a dos semanas del cierre las alianzas, con los peronistas de De la Sota o Schiaretti, y Aguad es un espléndido candidato del radicalismo, habitualmente mayoritario. En Mendoza tampoco parece posible un triunfo del Gobierno, aún en manos de Jaque, un peronista K.
Con esa perspectiva –es imprescindible leer, para verificar estos pronósticos, el estupendo trabajo de Jorge Lapeña sobre el tema- ¿dónde obtendrá el FpV los votos necesarios para imponerse en primera vuelta? Más aún si las internas simultáneas del 14 de agosto juegan, en realidad, como una primera vuelta y el 23 de octubre todos los opositores votan por el candidato más exitoso entonces.
Esas internas, que impuso el kirchnerismo en su pseudo reforma política para eliminar de la competencia a quien no obtenga en ellas el 1,5% del padrón, se ha transformado en un incómodo grano para el Gobierno. Por cierto, no esperaba que sólo concursara un candidato por partido y eso hubiera justificado dejarlas sin efecto, con la excusa del innecesario gasto pero, al haberlas transformado en un requisito eliminatorio, tendrá vedado hacerlo.
Doña Cristina puede estar sufriendo o simulando un complicado estado de salud. Si lo primero es cierto, estaríamos ante una presidente incapacitada para ejercer mucho tiempo más como tal; si se tratara de lo segundo, sólo podría tratarse de una excusa para un renunciamiento, para exhibirlo ante sus aterrados cómplices, que hoy ven como posible un acuerdo de impunidad que sólo la cubra a ella y los deje a la intemperie.
En fin, seguimos viviendo tiempos interesantes. Cada vez lo serán más, porque seguirán estallando lugares fétidos en las narices del Gobierno y la viuda de Kirchner, que no tiene un pelo ni una extensión de tonta, lo sabe mejor que nosotros.
El reloj de la pared, que marca el tiempo faltante, está acelerando su velocidad.
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